Según una investigación publicada en la revista FASEB Journal, existe la posibilidad de saber el sexo del bebé en el primer trimestre del embarazo a través de un análisis de sangre. Este descubrimiento representa un avance significativo, ya que hasta el momento las pruebas para determinar el sexo del bebé, como la amniocentesis o el muestreo de villus coriónico, conllevaban un riesgo de aborto espontáneo.
El estudio realizado por investigadores sudcoreanos reveló que ciertas porciones de dos enzimas presentes en la sangre materna, denominadas DYS14 y GAPDH, pueden indicar el sexo del feto. Al analizar las muestras de sangre recolectadas, se identificaron patrones característicos que permiten distinguir si el bebé será niño o niña.
Aunque aún se requiere seguir investigando, este avance tiene implicaciones prometedoras para el diagnóstico prenatal temprano y la tranquilidad de las futuras madres. El hecho de poder conocer el sexo del bebé sin causar daño fetal abre nuevas posibilidades para que las familias se preparen adecuadamente para la llegada de su hijo.
Es importante destacar que esta técnica está en desarrollo y aún no se encuentra disponible para su uso generalizado. Sin embargo, sus perspectivas son optimistas y podría convertirse en una herramienta común en el ámbito médico en un futuro próximo.